lunes, 19 de diciembre de 2016

Triunfo Arciniegas / Diario / Cenotes

X-kekén, Yucatán, México, 2016
Fotografía de Triunfo Arciniegas


Triunfo Arciniegas 
Cenotes
Valladolid, Yucatán, 16 de diciembre de 2016

Vine a Valladolid porque me dijeron que aquí había un par de cenotes. Una frase rulfiana, la primera de Pedro Páramo, por supuesto. La verdad es que vine a estas tierras a conocer un par de cenotes (Samulá e X-kekén) pero no me sumergí en ellos, y no, la ortografía no se me olvidó. Para desilusión de los lujuriosos, se trata de pozos subterráneos, umbrales del inframundo,  o cavernas de agua dulce, que se forman debido a que el terreno poroso conduce el agua de lluvia tierra adentro y forma estas maravillas. No hay ríos en Yucatán, no hay un puente desde donde arrojar un cadáver, por ejemplo. Pero abundan los cenotes, tierra bendita. 


Cenote Samulá
Yucatán, México, 2016


Los famosos cenotes Samulá e X-kekén están apenas a unos siete kilómetros de Valladolid, y a un trio de piedra uno del otro. Un lujoso restaurante, además, ofrece las delicias de la gastronomía yucateca: venado, longaniza, caldo de lima. Un agujero con vista al cielo ilumina las aguas azul turquesa de Samulá, que en maya significa "arenal anegado", según unos, o "cerros por donde escurre el agua", según otros. Por su parte, X-Kekén (o la cueva azul) hace referencia al animal perdido que llevó a su descubrimiento. Todos los días veían regresar al cerdo enlodado, incluso en los tiempos de extrema sequía, y decidieron seguirlo hasta descubrir el cenote. Otros dicen que el cerdo cayó al cenote y que sus chillidos condujeron al dueño al descubrimiento de esta maravilla.



El Triunfo en el cenote X-Kekén
16 de diciembre de 2016


Húmedas y perfectas escaleras de piedra conducen hasta el fondo a turistas de todas las lenguas. Se agarran de las gruesas cuerdas aseguradas a los muros mientras descienden a las antiguas aguas sagradas de los mayas y se quedan extasiados, además, con las raíces que cuelgan del techo y las estalacticas, paciente elaboración de los siglos y parte esencial del espectáculo de estas piscinas. 


Me dicen que están conectados. Que si alguien se ahoga en un cenote, aparece en otro, infiel o no. Las advertencias no faltan: 
Nade bajo su propia responsabilidad. El guía precisa una profundidad de veinte metros, suficiente para dormir con los peces.



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