domingo, 26 de abril de 2015

Triunfo Arciniegas / Diario / Belleza y gramática

Ilustración de Triunfo Arciniegas


Triunfo Arciniegas
BELLEZA Y GRAMÁTICA
22 de abril de 2015

Esta mañana, a propósito del día sin carro en Bogotá, una mujer dijo por televisión: “Madrugué más de lo inesperado”. La frase se entiende por contexto: la mujer se levantó más temprano que de costumbre. Pero la frase, aunque cumple su propósito comunicativo, no tiene sentido. Los micrófonos y las cámaras intimidan. Ante estos aparatos, la gente a menudo se olvida de la fluidez del lenguaje cotidiano y se enreda con la gramática y la sintaxis. No es que uno sea tan bruto sino que se asusta. O también podría decirse que uno no es bruto sino que le falta sueño.

Si una reina de belleza hubiera dicho esta frase, “madrugué más de lo inesperado”, ya la conocería medio mundo y sería objeto de burlas y parodias. Una bella mujer de veinte años atropella el lenguaje, como lo hacemos todos, o se le olvida algo o se confunde, pero cierta maldad de raíces muy profundas nos impide desaprovechar el desliz. Es bonita pero bruta, nos decimos, como si belleza e inteligencia no congeniaran o como si la mujer en cuestión tuviese que pagar un precio por la dicha de sus atributos.

Es una mujer, es bella, apenas tiene veinte años: tres bendiciones distintas en una sola criatura verdadera. No hay necesidad de que funcione como una enciclopedia. Para eso están las bibliotecas, para eso se inventó Google. Con los años uno se llena de conocimientos, a menudo inútiles, por cierto, pero también se llena de años. 

Y les puedo asegurar algo: ni los años garantizan el dominio de la gramática.





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