miércoles, 14 de septiembre de 2011

Diario / Por un puñado de dólares

Paisaje quiteño
Hotel Quito, Quito, 2011
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Mirando el avión
Plaza Grande, Quito, 2011
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Bufanda con pasaporte y dólares
Hotel Quito, Quito, 2011
Fotografía de Trunfo Arciniegas

Alicia en la mitad del mundo
Ciudad Mitad del Mundo, 20 de mayo de 2011
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Laura Antillano y Triunfo Arciniegas
Quito, Ecuador, 19 de mayo de 2011

Francisco Hinojosa, Marina Colasanti e Irene Vasco
Quito, Ecuador
17 de mayo de 2011
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Florecita quiteña
Ichimbía, Quito, Ecuador
22 de mayo de 2011
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
POR UN PUÑADO DE DÓLARES
Quito, 26 de mayo de 2011

El lanzamiento de Lupita (El último viaje de Lupita López, SM, 2011) fue el 13 de mayo, en la Feria del Libro, y me quedé en Bogotá hasta el 16. Una estadía de dos semanas, porque llegué a principio de mes. Estoy en Quito desde las tres de la tarde del lunes 16. (Coincidí en el vuelo con Fanuel Díaz y en el aeropuerto vivimos juntos la primera experiencia con el país: un niño de la calle ofreció cambiarnos un billete de veinte euros por dólares.) En el hotel Quito estuve una semana, hasta el lunes 23. Un bello hotel de cinco estrellas, con tina, piscina, jacuzzi y todo lo demás. La comida, una delicia. Comí como una bestia, sin control. Me metí en la tina casi todos los días y en la piscina solo el último día. Participé en el Encuentro Internacional de Escritores entre el 17 y el 19 de mayo. Hice mi ponencia el 19. El público se rió, como era mi propósito. Irene Vasco y Fanuel dijeron que había sido la mejor. Algunas amistades: Juana Neira, Ana Carlota, Soledad Córdova, Marco Chamorro. Volví a ver a Marina Colansanti, a Francisco Hinojosa, a Enrique Pérez Díaz. Con los escritores que escriben para niños la relación es más fácil: su ego no es tan grande, sus ambiciones no son tan desmedidas, no se creen García Márquez. La obra se la dejamos a los niños y nos ocupamos de otras cosas. El 20 de mayo fuimos a la mitad del mundo. En el autobús me senté junto a Alicia Barberis, una argentina que me espera en Santafé como amigo y no como enjabonador real. Nos conocimos en Cartagena de Indias hace unos once años. El 21 y el 22 de mayo se realizó la maratón de cuento, en el centro cultural Ichimbía. El 21 conté Carmela busca novio y el 22, Caperucita Roja. Hice de murciélago en la presentación del cuento de la Crespo, otra amiga que me encantó. No conseguí amor sino amistades. Liseth Correa no quiso verme. Cosecha quiteña, bonita mujer, hermosa mujer de veinte años, pero no quiso nada.
Salí del hotel Quito el lunes 23 y me instalé por una noche en un hostal, a un tiro de piedra del parque de la Alameda. Luego me pasé al hotel Cristal, por los mismos rumbos: diez dólares la noche. Marco Chamorro y su mujer me han invitado a quedarme en su apartamento. Voy a pensarlo. He estado caminando con la cámara por Quito, sin rumbo, sin programa. Quería renovar el pasaporte pero piden cita por internet y se demoran entre diez o quince días en entregarlo. De pronto no me alcanza el tiempo. A la entrada de Ecuador no me sellaron el pasaporte porque tenía menos de seis meses de vigencia: me pidieron la cédula. Se me complica el viaje a Perú.
El 24 de mayo, cumpleaños de Vanessa, almorcé salmón con Doris Arroba y le propuse El niño que tragaba oscuridades. Doris trabaja en Manthra, la editorial de Leonor Bravo. En la tarde fui a una entrevista en la radio con Juana Neira. Bonita entrevista, pero qué mal me expreso. Me trago sílabas y dejo ideas sin redondear. Me sentí muy bien, muy tranquilo, a pesar de todo. Juana, aparte de bella, es una excelente conductora. Leí Caperucita Roja.
Esta tarde estuve de compras. Primero un maletín de diez dólares para dejar en el hotel Castel los libros que me han regalado y que pienso enviar por correo, y luego un pantalón de veintidós dólares porque llevo diez días con el único que traje de Colombia. También compré un morral (veinte dólares) para renovar el mexicano que me ha salido tan bueno pero que con esos cierres que ya no funcionan presenta un aspecto poco agradable. Los arreglos de Alejandra no funcionaron. También tengo igual de desbaratado el morral anaranjado que reservé durante mucho tiempo para el portátil.
Total de compras: cincuenta y dos dólares. El desayuno criollo, con arroz, huevos y pollo, pan con queso, jugo y café en leche: tres con setenta. La comida (malísima): dos con cincuenta. Para la cena, un té y un pan, ochenta centavos. Total de gastos en comida: siete dólares. En internet gasté unos tres dólares y más o menos uno en llamadas locales. Si a esto le sumo el hotel, serían un poco más de setenta dólares. Significa que si, exceptúo las compras, una cosa excepcional, el día sale por unos veinte dólares, es decir, menos de cuarenta mil pesos. No está mal, nada mal, mucho menos que en Bogotá, que no bajaría de cincuenta mil pesos.
Vuelo mañana a Cuenca, Nuestra Señora de los Cuatro Ríos de Cuenca, patrimonio cultural de la humanidad, sigo por tierra hasta Azogues y regreso en tres días. Luego iré a Guayaquil y Machala. Si Cuenca me gusta lo suficiente, repetiré la visita: podría viajar desde Machala o Guayaquil. Además, por el rumbo norte, espero visitar el famoso mercado de Otavalo antes de regresar a Colombia.




1 comentario:

David dijo...

Como ya consegui mis Vuelos a Quito estoy buscando en internet todo lo relacionado con dicha ciudad, y si puedo obtener poemas tan bellos como los que leo, mucho mejor. Ojala que todos puedan tener acceso a la capital Ecuatoriana