lunes, 17 de julio de 2017

Triunfo Arciniegas / Diario / Un domingo de equivocaciones




Triunfo Arciniegas
UN DOMINGO DE EQUIVOCACIONES
Ciudad de México, 16 de julio de 2017



Fuimos en el metro hasta la estación Hidalgo, donde comienza el parque de La Alameda, y caminamos hasta el Museo Franz Mayer, pero no encontramos a Tim Burton. La exposición ni siquiera estaba anunciada. De todas maneras, entramos a ver los numerosos objetos que Mayer coleccionó a través de su vida: cuadros, relojes, sillas, baúles, platos, jarrones. Y nos encontramos con una maravillosa exposición japonesa: katanas, trajes de samurais y geishas, pinturas. Dos horas después estábamos absolutamente rendidos y, como no teníamos tiempos para el Museo de la Estampa, segunda parada del recorrido dominical, fuimos directamente a Bellas Artes, al otro lado de la avenida Hidalgo. La fila para ver a Picasso y Diego Rivera ya salía del edificio. Decidimos buscar al señor de los libros de diseño en la calle Condesa, pero no estaba. Nos dijeron que sólo abría los fines de semana. ¿Qué entenderá por fines de semana? Lo hemos buscado tres o cuatro veces en este viaje. 


Nos quedaba una última parada del recorrido: la exposición de fotografías de Yasmina del Real en el Claustro de Sor Juana. Tenía anotada la dirección en mi libreta, Izazaga 92, y había leído un texto de la fotógrafa en La Jornada. "No hay nada de lo humano que no esté atravesado por el cuerpo. Y no hay nada en el cuerpo que no sea límite. Intervención. La nostalgia del ser. El anhelo de lo perdido. El cuerpo no es la metáfora de la humanidad, es la metáfora del tiempo. Donde la contradicción hace nido. No hay ficción más profunda que el cuerpo." Son las palabras de Yasmina, bastante enredadas, aunque la foto que acompaña al texto de La Jornada me encantó: una mujer tendida sobre un colchón cubierto con una sábana. Se ven las piernas y los brazos de la mujer pero no su rostro. Su cabeza, envuelta en la misma tela blanca que cubre el cuerpo, reposa sobre la almohada. Dos ventanas dan al interior de la casa. En la pared, una cuerda colgada de un clavo, y nada más. La luz envuelve a la mujer. El resto del cuarto permanece en la penumbra. La austeridad del cuarto acentúa la soledad de la mujer.

Guiados por Google, nos pusimos en camino. Caminamos dos meses, como dijo Alejandra: de 5 de mayo a 5 de febrero. En el mismo Centro Histórico, pero lejos, lejos, lejos. El Claustro de Sor Juana estaba cerrado.


Triunfo según Alejandra
Ciudad de México, 16 de julio de 2017


Para aliviar un poco este domingo de equivocaciones, entramos a una nevería de la calle Isabel la Católica y me entretuve tomando fotos de un árbol. Del árbol y la gente que pasaba por su lado. Creo que así salvé la jornada.

Estábamos muertos del cansancio. Por suerte, encontramos a la vuelta de la esquina una estación del metro y volvimos a casa.




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