jueves, 25 de septiembre de 2014

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Adolfo Bioy Casares
COMIDA CON GRÜNBERG
18 de diciembre de 1952

Años atrás, Borges prologó un libro de Grünberg (Mester de judería, 1940). Poco después Grünberg lo invitó a comer; quería que Borges llevara amigos; como Borges no propuso ningún amigo, Grünberg sugirió un Guillot Muñoz, que Borges aceptó. "¿Dónde vamos a comer?", preguntó uno de ellos; propusieron lugares modestos; Grünberg no quería ni oír; habló de La Cabaña, en la calle Entre Ríos. Los obligó a tomar algo en el bar, whiskie o algún otro licor previo. Después ordenó un inmenso menú. Los obligó a comer de todo, a repetir cada plato; casi no los dejaba hablar para ponerles comida en la boca. BORGES: "Y vos sabés la carne que se come en esos lugares: te traen bifes como para hacerte vegetariano para el resto de tus días". En un momento, Grünberg debió levantarse para ordenar algún nuevo plato. Guillot Muñoz y Borges se miraron. "Guarango de mierda", dijo el primero. "¿Nos vamos?", propuso el segundo. Cuando se resolvían, regresó Grünberg. Lo miraron furiosos, pero debieron aceptar más comida y después de todo cognac en balones. Borges, que nunca fumó habanos, guarda todavía un Partagás que no pudo rechazar. BORGES: "Grünberg quería hacerme sentir que me pagaba el prólogo, peso sobre peso. Desde entonces no volvimos a vernos".



Adolfo Bioy Casares
Borges
Edición al cuidado de Daniel Martino
Editorial Destino, Barcelona, 2006, p. 71.



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