sábado, 6 de julio de 2013

Diario / El Gran Colombiano



Triunfo Arciniegas
El Gran Colombiano
2 de julio de 2013


Qué tristeza con un país que elige a un político como el más grande personaje de su historia. Acaba de pasar en Colombia. The History Channel se inventó el cuento del Gran Colombiano y puso a votar a la gente. Durante semanas o tal vez meses bombardeó el canal con su alharaca. Cinco fueron los finalistas: Antonio Nariño, con el 4,7% de las votaciones; Gabriel García Márquez, con el 4,78%; Manuel Elkin Patarroyo, con el 4,85%; Jaime Garzón, con el 17,5%, y finalmente Álvaro Uribe Vélez, con el 30,3%. Qué vergüenza con Patarroyo y García Márquez, y, por qué no, con Nariño y Garzón, aunque ya no andan por esta tierra de nadie. 

Daba por sentado que ganaría García Márquez y veo que apenas obtuvo un miserable 4.78% de los votos. ¿Qué le pasa a la gente? ¿Qué gente votó? Me pregunto cómo se puede comparar la obra del escritor más importante de Colombia y uno de los más grandes del mundo con la tarea de un político tan cuestionado. Uno no sabe si reír o llorar. Sería mejor pensar que se trata de una broma. Que la elección fue otra manifestación del humor de los colombianos.

Nariño es uno de los grandes personajes de la historia colombiana y Manuel Elkin Patarrayo, de lejos, el más importante científico del país. Jaime Garzón, un venenoso humorista político, muy famoso en su época, fue asesinado por los paramilitares. La gente, dolida por semejante atrocidad, se volcó a las calles el día de su entierro. Pero, al parecer, la obra de Garzón ya se olvidó, ya no importante tanto, y ahora el hombre es un muerto más en la tierra del Desangrado Corazón

En este país pesa más la política que la magia y la risa, que la ciencia y la misma historia. Me asombra la manera ciega como los venezolanos veneran a Chávez, pero en Colombia no estamos lejos con el fenómeno de Uribe.

Hace unos años, cuando pusieron a los colombianos a elegir el mejor poema, el rector de un colegio hizo campaña con sus alumnos y, por supuesto ganó. Ahora nadie se acuerda del rector ni del colegio ni mucho menos del poema. Por desgracia, nos acordaremos de Uribe en mucho tiempo. 

He leído Cien años de soledad unas cinco o seis o siete veces, y El coronel no tiene quien le escriba, por lo menos diez. El amor en los tiempos del cólera, dos o tres veces. Y en cuanto a sus cuentos, perdí la cuenta. Aunque no hay un homenaje más grande para un escritor que la lectura permanente de su obra, pienso que hubiera sido un bonito regalo para García Márquez, ahora en los últimos años de su vida, que la gente lo considerara como el Gran Colombiano. En mi corazón, por supuesto, lo es, y con sobrados méritos. 




No hay comentarios: