sábado, 10 de diciembre de 2011

Diario / El invierno de nuestro descontento

Perro en la niebla
Chíchira, 2008
Fotografía de Triunfo Arciniegas

Triunfo Arciniegas
EL INVIERNO DE NUESTRO DESCONTENTO
3 de diciembre de 2011


Después de dos enredadas semanas (ahora que todo se hace por internet), conseguí cita en la embajada americana para el viernes 9 de diciembre. Tengo vuelo a Bogotá el martes en la noche. Con este invierno creo que por tierra llegaría el año próximo.
Me voy el lunes temprano para Cúcuta. Espero que logre llegar en el transcurso del día porque hay derrumbes: a veces no hay paso durante diez o doce horas. He destinado un día para un trayecto de hora y cuarto. Para miserables setenta y cinco kilómetros.
Estamos aislados en Pamplona, condenados a la niebla, pues tampoco hay paso para Bucaramanga, la otra ciudad con aeropuerto más o menos cercana.
           Creo que se puede viajar a Málaga. ¿Pero qué voy a hacer por allá? La abuela murió hace más de veinte años y la infancia queda cada vez más lejos.
El estado de las vías en Colombia es absolutamente precario, calamitoso y mortal. La gente muere en esos derrumbes, bajo toneladas de tierra. O le cae una roca encima. Parece un cuento de Arreola.
En el gobierno se echan la culpa unos a otros, y todo sigue tal cual. Los ricos van por el aire. Y los ricos están en el gobierno. El gobierno vuela, el pueblo echa pata.
El estado de las vías es espantoso y la corrupción lo es todavía más. Roban aquí y roban allá. Los Nule, encargados de las vías bogotanas, hicieron su agosto con la plata de los colombianos y ahora están en la cárcel. Pero la platica ya nunca aparecerá. Roban aquí, roban allá. De cuando en cuando cae un político que, por supuesto, siempre es inocente y objeto de la persecución de sus enemigos. Roban aquí, roban allá. Roban en el sector de la salud: juegan con la vida. Si por casualidad alguno cae pagará tres o cinco años y saldrá a disfrutar del botín el resto de vida. Los Nule y otros de la misma calaña. Roban aquí, roban allá. Algunas cosas se saben, otras no se sabrán nunca. Se destapa un escándalo y pasa. Todo pasa. Cada semana pasamos a otro escándalo. Los mismos ladrones dicen: “El escándalo pasa y la platica queda”. Cínicos, ladrones, políticos. En este caso, sinónimos. Me pregunto por qué tanta ambición. Tal vez pensarán que cuando mueran les echarán en el cajón todo el dinero que se robaron.
Un político decía en campaña: "Dios no me ha permitido hacer todo lo que he querido". Lo oí: no me lo contaron. Es decir, con nuestro voto, y Dios mediante, hará de todo. Dan ganas de llorar.
Pasa el invierno y todo sigue tal cual.
Hasta el próximo invierno, en dos o tres meses.


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